miércoles, 24 de abril de 2013

Las Vanguardia en Europa.

Las vanguardias o ismos son tendencias artísticas que se desarrollan en Europa durante las tres primeras décadas del siglo XX.
Desde el punto de vista socio-cultural, las vanguardias nacen como reacción contra la sociedad burguesa, cuyas aspiraciones habían conducido a la guerra en Europa (1914-1918). Por eso postulan la rebeldía, la ruptura total, la destrucción de la estética anterior. Se busca la renovación, se exploran nuevas formas expresivas. De ahí su tono agresivo e iconoclasta.
Frente a lo que pudiera parecer, no deben considerarse hechos independientes y desvinculados entre sí. A pesar de que se suceden rápidamente en el tiempo y de que muchas de ellas no dejan apenas huella, las diferentes vanguardias constituyen manifestaciones varias de un único movimiento plural que se define por el rechazo de las corrientes artísticas y literarias precedentes.
Las vanguardias se producen tanto en la literatura como en la música, la pintura, la arquitectura o el cine, y tienen la pretensión de integrar los distintos medios de expresión artística, fusionando las artes.
La forma común en que se dan a conocer es el manifiesto.

- EXPRESIONISMO.
El expresionismo es un estilo pictórico desarrollado en Alemania entre 1905 y 1925, cuya intención no es reproducir la realidad de una forma fiel y detallada, sino reflejarla de manera que revele el sentimiento interior del artista, su estado emocional y su visión del entorno.
El expresionismo como movimiento literario surge en Alemania hacia 1910, cuando, dentro de la atmósfera que preludiaba la Primera Guerra Mundial, la generación de escritores nacidos entre 1885 y 1890 articuló una protesta radical valiéndose de técnicas y formas no utilizadas hasta entonces. El expresionismo literario tomó su nombre del movimiento pictórico por la coincidencia en la manera inmediata de expresar los sentimientos y la frecuente ruptura de lo establecido, por ejemplo, en la sintaxis.
Como reacción frente al realismo, al naturalismo y al impresionismo, los escritores expresionistas buscaron las técnicas que les permitieran imponer su sensibilidad a la representación del mundo exterior, sin tener por ello que reflejarlo objetivamente. Los temas característicos fueron la crítica generacional a la burguesía decadente, al materialismo, a la aglomeración de masas insensibles en la metrópolis, a la mecanización y a la guerra. La literatura expresionista encontró su mejor medio en la poesía y el drama, sin desdeñar la narración corta. 

- CUBISMO.
El cubismo literario arranca en Francia hacia 1913, aunque antes lo había hecho en pintura de la mano de artistas como Picasso y Braque. Su precursor y máximo representante fue Guillaume Apollinaire.
El cubismo del grupo de Apollinaire y de la revista francesa Nord-Sud busca la renovación de las formas tradicionales de expresión, en un esfuerzo por conseguir una nueva sintaxis y por descubrir las cualidades propias de las palabras y de las imágenes, tanto en sí mismas como en sus afinidades con las demás. Los escritores cubistas, como los pintores, intentan liberarse de la triste realidad afirmando por medio de la palabra, o de la línea y el color, otro mundo puro y bello. La creación artística se concibe como un nuevo objeto impersonal, sin utilidad para la vida corriente. 
La estética cubista elimina el componente sentimental y la temporalidad. Pretende descomponer la realidad para proceder a composiciones libres de conceptos, imágenes y frases. El efecto lírico debe ser producido directamente por las imágenes, que no se emplean para hacer sentir la realidad de un objeto, sino que constituyen ellas mismas el objeto. El poeta, en su contemplación ingenua y maravillada de la realidad, exaltará las cosas y los objetos más sencillos, apoyándose para su representación en los recursos tipográficos. Se rompe la disposición tradicional del verso eliminando puntuación y rimas, y se prefieren las imágenes visuales: el collage y, sobre todo, el caligrama, síntesis de elementos literarios y pictóricos para evocar visualmente el objeto que se describe a través de las palabras.

- FUTURISMO.
El movimiento futurista se inicia en 1909 con la publicación del «Manifiesto futurista» del italiano Filippo Tommaso Marinetti, el 20 de febrero, en el diario parisino Le Figaro. Frente al postromanticismo de finales del siglo XIX, contra el que reacciona, la estética futurista desprecia la admiración del pasado y rinde culto a la civilización moderna, fundada en el avance científico y el mecanicismo. Desprecia lo viejo y exalta la modernidad y sus emblemas: la máquina, como símbolo del avance imparable de la técnica; la ciudad, espacio privilegiado de esta nueva sensibilidad urbana; la velocidad y el dinamismo, como algunos de los valores fundamentales del nuevo modo de ser. La juventud, la fuerza y la originalidad a cualquier coste son otros de los principios futuristas.
En su intento de renovación estética total, los futuristas emplean la provocación sistemática e iconoclasta, cuyo fin será afirmar una novísima sensibilidad adecuada a la naciente civilización de las máquinas. Esta civilización mecanizada se percibe como una nueva musa, inspiradora de inéditas formas de representación visual, musical y literaria: el perfecto instrumento para superar la visión tradicional de la realidad. Así, se tratan temas como la máquina, el avión, la energía eléctrica, el deporte..., con un estilo que busca el dinamismo y la rapidez verbal, rompiendo en ocasiones con la sintaxis.
Inicialmente el futurismo fue un movimiento de inspiración anárquico-socialista. Sin embargo, con la Gran Guerra sufre una involución en sentido reaccionario y acabará siendo absorbido por la ideología fascista, con la que compartía el culto a la guerra.

 - DADAÍSMO.
Surge en 1916 en Suiza, con Tristan Tzara (foto de la derecha) a la cabeza, como reacción frente a la Primera Guerra Mundial. El dadaísmo se opone a todo lo puro, a la belleza, a las leyes de la lógica, al orden, y defiende la libertad desenfrenada del individuo, la espontaneidad y la imperfección. Sus acciones siempre irán encaminadas a la provocación y el escándalo.
El nombre de dadaísmo fue elegido al azar, abriendo un diccionario con un cuchillo: la primera palabra que encontraron fue la onomatopeya del balbuceo infantil «da-da», y de ahí la denominación de esta vanguardia. 
El dadaísmo es el movimiento de vanguardia más rebelde. Se levanta contra la lógica, contra las convenciones estéticas y sociales y contra el sentido común. Rechaza lo racional del ser humano. Propugna liberar la fantasía, superar cualquier tipo de inhibición y recurrir a un lenguaje incoherente.

- SURREALISMO.
El surrealismo (término acuñado por Apollinaire en 1917) es tal vez la revolución artística más importante del siglo XX, ya que no se presenta sólo como un movimiento preocupado por la renovación estética, sino que pretende ser una revolución integral que «transforme la vida», según el lema de Rimbaud (changer la vie). Esta vanguardia nace en Francia en 1924, cuando André Breton, inicialmente afín al movimiento dadá, publica el Manifiesto surrealista, en el que se conjugan las teorías de Freud y la doctrina marxista. Es lógico, pues, que tanto Breton como otros seguidores del surrealismo francés pertenecieran al Partido Comunista al menos durante algún tiempo.
Siguiendo los escritos freudianos, el surrealismo postula la liberación de los impulsos reprimidos en el inconsciente humano, es decir, el acceso a la realidad más alta (la super-realidad), que no es la que vivimos conscientemente, sino la que circula por nuestro subconsciente, la que se ve en los sueños.
La técnica literaria fundamental, entonces, será la escritura automática, esto es, la que se realiza sin reflexión: escribir sin pensar, dejando fluir los impulsos sin que intervenga la razón. Muchas veces los escritores recurrirán al alcohol o las drogas para provocar alucinaciones o delirios, experiencias extra-racionales.
Como consecuencia, se propugna la total liberación del lenguaje. Deben romperse las leyes lógicas que unen las palabras, dando lugar a asociaciones insólitas, imágenes y metáforas desconcertantes. El lenguaje no se dirige a nuestra razón, sino que pretende despertar en nosotros sensaciones inconscientes. Según Breton, «el poema debe ser una derrota del intelecto». 

MARINA CASADO VALLEJO Y CRISTINA CÁMARA GARCÍA

FUENTE: http://usuarios.multimania.es/vanguardias/europa1.htm

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