TEXTO 1. "Verdad palmaria" Juan José Millás
El siguiente texto que nos disponemos a comentar detalladamente consiste en una columna; ya que es un texto periodístico de género de opinión
cuyo autor, Juan José Millás, lo publicó el 29 de enero de este mismo
año en el periódico El País. El título es muy significativo y nos
adelanta en parte el argumento
central de su artículo; verdades evidentes, palmarias... Por otra
parte, el tema central es una crítica hacia ese sector taurino que no
reconoce el mal trato que se les causa a los toros de lidia en el ruedo justificándose mediante la burda mentira de que es “arte”.
Para
justificar su punto de vista utiliza una serie de comparaciones cuyo
fin es demostrar que lo que es evidente para unos es algo totalmente
falso para otros, dependiendo del lado en el que nos dispongamos a
mirar, claro está. A pesar de que la ideología del autor está
claramente definida mediante una serie de expresiones (ya era hora),
desde el inicio tiene una actitud
totalmente imparcial ya que anuncia que es posible que tal espectáculo
nos guste o no. No obstante, debe quedar claro que lo que le repugna
es que aquellos que disfrutan con este vil espectáculo no reconozcan
que el toro sufre, que se le maltrata, se le tortura, se le mata
lentamente. Pero
en definitiva, la vida tal y como dice el autor es así; aquellos que
hoy se ven atacados por un pequeño grupo terrorista, mañana invaden
todo un país utilizando técnicas más míseras que las realizadas por los primeros, sin llegar a reconocerlo.
Además, otro ejemplo muy claro es que un país supuestamente
democrático como EE.UU. tiene una base fuera de su territorio legítimo
donde realiza toda clase de tropelías no permitidas en el territorio
nacional. Todas son muestras de que el ser humano actúa según sus
intereses y que nada le impide decir no al maltrato pero sí si es con un
toro ya que es “arte”. La propuesta del “Gobierno catalán” de suprimir
las corridas de toros en Cataluña ha abierto la veda para que
intelectuales de ambos bandos intenten justificar su posición, como Rosa
Montero en Párate y mira. Es más, incluso alguno le añade tintes políticos como el editorial de El Periódico “El debate catalán se politiza”; hechos
que no están presentes en esta columna de Juan José Millás. También el
título es muy importante ya que al final del artículo se muestra el
porqué de él, que no es más que la negación por los pro-taurinos de la
verdad evidente del maltrato contra los toros.
Para
finalizar este comentario debemos realizar una valoración personal
tanto de la columna como del autor. Este texto no es una simple crítica
de la tauromaquia, sino que se trata de toda una reflexión del autor,
donde lo único que pide es que se llamen a las cosas por su nombre, nos
guste o no, independientemente de lo moralmente buenas que parezcan.
Por otro lado, debemos destacar que el autor ha evitado politizar el
debate
y se ha centrado en el tema central que es el maltrato a estos
animales independientemente de que sea la fiesta de España o Cataluña.
TEXTO 2. "Olvidadas" Rosa Montero
El siguiente artículo que nos
disponemos a comentar es un texto periodístico donde se aprecia la
opinión de la autora, por lo que se trata de una columna; además
aparecen la exposición y la argumentación. Fue publicado el 9 de febrero
de este mismo año en el periódico “El País”; el tema central es el
maltrato que sufren día a día las mujeres islámicas y el título elegido
por Rosa Montero ha sido “Olvidadas”, que es muy significativo porque
muestra el mensaje que quiere trasmitirnos: el olvido de estas mujeres
por parte de toda nuestra sociedad.
El
problema planteado en este artículo es uno de los más actuales; día a
día aparecen en cualquier telediario ataques al género femenino; ya sea
rociándolas con ácido en la cara, lapidándolas o sometiéndolas a unas
leyes incivilizadas que limitan totalmente su libertad, impidiendo que
vayan a cualquier lugar sin el acompañamiento de un hombre. Aunque no
hace mención alguna del fundamento ideológico de los talibanes, éstos
se apoyan en la “Ley Islámica”, que no es más que una excusa para
justificar el martirio que sufren. Sin embargo, debemos elogiar su
macabra y perfecta copia del sistema ideológico del Antiguo Régimen; ya
que ambos regímenes someten a una clase social mediante el miedo que
causa el desobedecer las leyes divinas. Es más, su sistema es
despiadadamente mejor al evitar que cualquier mujer independientemente
de su situación económica acceda a la educación, matando a toda aquella
que quiera adquirir conocimientos para salir de ese mundo de
sufrimiento.
Pero
como en cualquier tragedia, siempre hay un grupo minoritario que
luchar con todas sus fuerzas por sus derechos. Todos debemos reconocer
que esta labor no es fácil; hace menos de un año se juzgó a una
diplomática de origen islámico por el simple hecho de llevar en un
restaurante unos pantalones vaqueros. Aunque debido a su inmunidad
diplomática podría haberse librado de ir a juicio, aceptó renunciar a
su protección para que todos los medios hicieran eco de la situación de
los países de Oriente Medio. Tal y como anuncia la columna, los mismos
dirigentes que un día decidieron justificar la guerra mediante la
infrahumana situación de las mujeres y de aquella sociedad, hoy deciden
pagar a sus enemigos para finalizar una agotadora ofensiva que sólo
trae muerte y desgracia, especialmente en un bando. Esta decisión
podría parecer buena en principio, sino tenemos en cuenta que el
abandono de tropas acarrearía paralelamente el olvido total de las
mujeres islámicas.
Para
concluir este comentario crítico debemos realizar una especial mención
tanto a la autora como a la columna en sí. Por un lado, Rosa Montero
ha escrito varios artículos en los que denuncia la situación de la
mujer afgana entre otras, y donde plasma la opinión de otros autores
como Gabriela Cañas. Aunque ha retratado con bastante fidelidad la
situación de la mujer islámica, sólo ha realizado una leve crítica
hacia los verdaderos culpables, aquellos que echan la vista a un lado y
niegan lo evidente. No nos proporciona soluciones efectivas para
mejorar la situación, sólo realiza una reflexión “en voz alta”. Las
preguntas que nos deberíamos plantear son: ¿hasta cuando vamos a
permitir que esta situación continúe? ¿Cuántas mujeres más deben morir
para que se nos abran los ojos? ¿De verdad vamos a financiar a unos
asesinos en potencia?
CONCHI GUTIÉRREZ Y MARÍA DEL CARMEN GARCÍA
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